Claudio apareció a la noche en la puerta de nuestra casa con
un frasco de vidrio y dijo: ¡Miren cuantas luciérnagas hay esta noche, armemos
un farol! ¿Un farol? Preguntamos extrañados mis hermanos y yo. Si, juntemos varias y las ponemos dentro del
frasco, van a ver que ilumina como una linterna. Daniela, Aldo, Claudio y yo
nos pusimos a buscar luciérnagas. Atrapamos
unas cinco y vimos maravillados como se les encendía el abdomen en nuestras
manos. Despedían una asombrosa fluorescencia amarillo verdosa que nos dejó
boquiabiertos. Las metimos de a una en el frasco. La noche se hizo más oscura y
mágicamente pudimos ver como el frasco se convirtió en un farol intermitente.
Diego Gallotti
11/11/19
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