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miércoles, 10 de mayo de 2023

Invasión

 

Si hay algo que odio es que me invadan. Que invadan mi privacidad, mi intimidad, mis tiempos, mis espacios, mi vida. Pero increíblemente, hace un año que estoy conviviendo con Lidia, que tiene una inclinación natural a invadir. Adora invadir. Invadir está en su naturaleza, en su esencia, en lo más intrínseco de su ser. Creo que no invade conscientemente, simplemente lo ama.

Invade el ropero, mis amistades, mi trabajo, mi familia, mi tiempo, en fin, invade todo. Al principio, en la etapa de enamoramiento, ni siquiera registraba estas situaciones. Luego comencé a percibirlas, pero muchas veces cedía autojustificándome con que el hecho que me había molestado no tenía gran importancia y de esa manera permitía que ella me siguiera invadiendo. Pero hace unos meses comenzaron a molestarme más todas estas situaciones, no sé si por acumulación o porqué motivo, entonces decidí empezar a decirle las cosas que no me gustaban. Que me llame tanto por teléfono, que me envíe tantos mensajes, que me controle, que opine sobre mi ropa, mi trabajo, mi salario, mis amigos, mi familia. Muchas veces nos embarcamos en largas discusiones, ella alega que yo la conocí así y que es natural que se preocupe y opine sobre lo que ella considera que es mejor para la persona que ama. Cuando la intromisión es muy evidente e indefendible pareciera que lo entiende, deja de hacerlo por un tiempo, pero finalmente de a poco comienza con la invasión nuevamente. Todavía no me queda claro si todo esto lo hace consciente o inconscientemente, o de ambas maneras, pero lo importante es que lo hace y me molesta.

Ya no sé qué hacer. A veces me pregunto porque me atrajo alguien como ella. Lidia es bella, inteligente, ambiciosa, emprendedora, imaginativa y muy creativa. Tiene muchas cualidades. Pero últimamente, su tendencia a invadirlo todo termina opacando todas sus virtudes.

El otro día llegué a casa y veo que Lidia había colocado una guarda decorativa que cubría parte de las paredes del living. Me quedé paralizado, estupefacto. Le pregunté porque había decorado el living así, sin consultarme antes. Le planteé que yo también vivía ahí y tenía derecho a opinar sobre lo que quería ver en las paredes durante todo el tiempo que pasaba en el departamento.

Ante la contundencia de mi reacción se disculpó y se mostró compungida. Me dijo que su ex marido casi siempre había decidido por ella y que esta vez ella quiso darse ese lujo. La verdad no sé cómo era la relación con su ex esposo, pero su explicación no me convenció para nada, el hecho me seguía molestando igual. Luego de esa discusión nos alejamos por un rato y más tarde decidí hacerme un baño de inmersión para relajarme.

Llené lentamente de agua caliente el jacuzzi, introduje sales de baño para hacer espuma, me sumergí dejando sólo la cabeza fuera del agua, me relajé y cerré los ojos. Oprimí un botón y comenzaron a salir burbujas que acariciaron y masajearon dulce y suavemente todo mi cuerpo. De pronto sentí un ruido, era Lidia que había entrado al baño. Estaba vestida sólo con una bombacha y un corpiño de encaje negros. Se los sacó hasta quedar completamente desnuda y lentamente se introdujo en el jacuzzi conmigo.

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