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lunes, 28 de diciembre de 2020

Heladería Perrini

 

Estaba sentado con mi familia y parte de la familia Pereyra en una mesa en la vereda de la heladería Perrini  en Carmelo, Uruguay. Solíamos ir a veranear a Carmelo y ese año nos hospedamos en casa de los Pereyra, amigos de la familia. La heladería quedaba en la plaza principal. Amaba esos helados, desde la presentación en una copa de metal, la gran variedad de sabores, algunos no eran comunes en Buenos Aires, hasta la coronación final con una oblea. Me encantaba observar como el frío del helado iba empañando la copa haciéndola virar del gris plateado al blanquecino granizo.

Era carnaval y estábamos contemplando como las comparsas danzaban alrededor de la plaza. Había música, baile, disfraces, carrozas, luces y colores por doquier.

Yo tendría unos doce años. En un momento algunos nos levantamos de la mesa y bajamos a la calle para observar mejor las comparsas. De pronto un gran auto antiguo y negro pisó la punta de mi pie derecho. Me asusté, pero increíblemente sólo sentí una pequeña molestia, quizás debido a mi pie semiplano. En seguida me senté a descansar del calor húmedo del verano.

Años más tarde me enteré que el heladero Aldo Perrini había sido secuestrado y torturado hasta morir por la dictadura cívico-militar uruguaya. Carlos Pereyra el hijo mayor de los Pereyra también fue secuestrado y torturado pero sigue con vida y militando por los derechos humanos en Uruguay.

 

Diego Gallotti

27/12/20

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