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miércoles, 29 de julio de 2020

Federado


Tenía ocho años. Ya había pasado por las distintas categorías de “Enseñanza” y “Perfeccionamiento” de natación. Sólo restaba federarme y ser parte del “Cuerpo de Natación” del club. Un día mi hermano mayor que ya estaba federado me presentó a su profesor y le dijo que yo ya estaba listo para federarme. El profesor Ferrari me miró como estudiándome y dijo:
Habrá que ver. Tirate y hacé un largo de veinticinco metros por debajo del agua.
Nunca lo había hecho pero no me achiqué. Estábamos en la parte honda de la pileta. Así que me tiré y buceé hasta el fondo, luego seguí avanzando rozando los azulejos hacia la parte baja de la pileta. Cuando faltaban pocos metros tuve una extraña sensación, como una contracción en la panza y unas ganas terribles de salir a respirar. Pero no lo hice, no quería abandonar. No me lo perdonaría yo mismo. Así que aguanté la respiración y llegué exhausto al otro borde.
Salí por la escalera y fui caminando hasta la parte honda en donde estaban el profesor y los demás federados. Me paré al lado del profesor y me dijo:
Pensé que no lo ibas a hacer. Incluso lo hiciste yendo hasta el fondo y rozando el piso, increíble.
Desde ese día fui un nadador federado.

Diego Gallotti
25/7/20

sábado, 25 de julio de 2020

Flotar


Tenía cinco años. El profesor de natación había faltado y vino un suplente. Preguntó quienes sabían flotar y quienes no y nos separó en dos grupos. Yo no sabía flotar pero no quise ser menos que los demás. Por orgullo me puse en el grupo de los que sabían flotar. El profesor pidió a los que sabían flotar que se fueran tirando al agua desde el borde. Uno a uno se fueron tirando. Yo era el último, lo demoré todo lo que pude. Finalmente me tiré de pie. Sentí que la caída desde el borde hasta el agua era interminable. Por fin toqué el agua y me hundí salpicando. Era una sensación extraña estar sumergido en un medio tan blando, sin tener de donde sostenerme. Parecía que todo transcurría en cámara lenta. El agua me tapó la cabeza y por suerte el cuerpo fue subiendo solo hacia la superficie. Instintivamente saqué la cabeza fuera del agua y comencé a mover los brazos y las piernas como lo hace un perro. Así aprendí a nadar.

Diego Gallotti
24/7/20

Víctima de felicidad

  "Cuando el poeta duerme, entre poema y poema, comienza el sueño del lector, que construye una historia entrelazando oníricame...