Justo y Honorio se
separaron en el camino y cada uno rumbeo para sus pagos. Cerca de su querido
rancho Justo se encuentra con Moreira, su antiguo vecino, quien le advierte que
la policía estuvo preguntando por su paradero y que su esposa e hijas acosadas
por la milicia decidieron marcharse y dejar el rancho. Justo se acercó
cauteloso todo lo que pudo a su antiguo rancho y observó con mucha tristeza que
efectivamente estaba abandonado. Lleno de rabia y desolación decidió ir en
dirección hacia dónde los vecinos habían visto que se iba su familia por última
vez.
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