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domingo, 18 de julio de 2021

Aventuras y desventuras de Justo López - Capítulo 4

 

Los indios no tardaron mucho en reaccionar. A las pocas semanas embistió un malón contra el fortín. El vigía del mangrullo no los vio venir. Los indios se mezclan con el monte, son parte del monte. No  los pudo distinguir. Cuándo el vigía pegó el alerta ya estaban a cincuenta metros y a todo galope. Si vieran lo bien que manejaban las lanzas. Volaban lanzas y boleadoras por doquier. El vigía y dos soldados más fueron muertos. Los indios pegaban unos alaridos que hacían espantar hasta al más guapo. Y que buenos jinetes que eran, esquivaban balas y tacuaras con todo tipo de cabriolas.

En el fortín no había muchas armas de fuego. Con el griterío el oficial despertó de su siesta, hizo el primer disparo y los indios volvieron al monte. De saldo dejaron tres soldados muertos y dos heridos.

Don Justo cada vez entendía menos esa guerra y ya había estado hablando con Don Honorio, su compinche, para planear el escape.

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