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jueves, 4 de junio de 2020

Amamantando

Me dieron a mi bebé a la hora de haberlo parido, lo sostuve en brazos y lo acerqué a mi pecho. Mi corazón se aceleró, sentía ganas de llorar y reír a la vez. Tenía muchas expectativas y estaba deslumbrada, emocionada, iluminada. Sentía un cosquilleo en la panza y en los pechos hinchados. Enrique enseguida olió mi pecho izquierdo y acercó su boca. Se prendió al pezón y empezó a mamar con fuerza, casi desesperadamente, glotonamente. Me dolió un poco el pezón e intenté correrlo pero el comenzó a succionar con más fuerza. Lo dejé hacer, era parte de la vida. Aún parecía ser parte de mí, como hacía un rato cuando todavía estaba unido a mi placenta. Con sus ojos buscó mis ojos y sonreí. El pareció sonreír con los ojos también. Me sentía cansada, muy cansada. Estuvo unos veinte minutos mamando y luego se durmió con una calma luminosa. Yo también me dormí.




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