"...Pero un día se me ocurrió ir a ver cosas de Manet. Porque unos tipos se reían de él. Y me dió el sacudón para toda mi vida. Como el resplandor de un relámpago. Me despellejó los ojos, y cuando salí era un hombre distinto. Y vi el mundo de nuevo, el mundo del color. "Por todos los demonios", me dije, "estaba muerto y no lo sabía"..."
Joyce Cary, La boca del caballo